domingo, 10 de mayo de 2009

Reflexión inicial


Hoy me he levantado triste. ¿Porqué sigue decepcionándome comprobar que las cosas no son como pienso que son?
A mi edad, y ya van para 42, debería saber que casi nada es lo que parece y que el entorno puede decepcionarte siempre. Ser consciente de eso es lo que en definitiva nos hace más fuertes y nos enseña a reaccionar ante la proxima adversidad. Si no estás desprevenido, si estás esperándolo, no te sorprende y por tanto el daño es menor.
También es cierto que mi capacidad para superar estos golpes que te da la vida (afortunadamente no son golpes demasiado graves), es cada vez mayor y cada vez tardo menos en esquivarlos y sobreponerme a ellos.
Compruebo que lo que me afecta tiene que ver siempre con lo relacionado con relaciones personales. A estas alturas los temas laborales me traen al pairo, pero en lo concerniente a afectos, aún tengo mucho que aprender, aún tengo que saber cómo blindarme lo máximo posible. Por eso cuando los amigos, con los que has puesto en marcha un proyecto tan importante como es un sindicato, consideran que el respeto al voto está por debajo del propio funcionamiento de la organización, no puedo evitar cabrearme en principio, y entristecerme y decepcionarme después.
A estas horas sin embargo ya veo que es un episodio casi finalizado y que mañana será otro día.